Tras esos 100 primeros días de gobierno del Partido Popular
en España, proliferan por los medios las encuestas sobre si el comienzo de
Mariano Rajoy ha sido bueno o malo.
En mi opinión, quizá la pregunta no debería ser si Rajoy lo
ha hecho bien o mal sino ¿para quién lo ha hecho?
Volker Kauder, presidente del grupo parlamentario de la CDU visita España |
Qué tipo de política económica nos metió en esta crisis, qué
medidas se tomaron o no al principio para corregirla y encaminadas a qué, a
quién está afectando, a quién premia y a quién castiga, son cuestiones que
parecen no ser ya importantes. Parece que: “¡Ahora lo importante es salir, sea como sea!” y
para ello, hay que tomar medidas severas.
Conviene no olvidar que desde la desaparición de la UCD, en España, PSOE y PP se han ido alternando
en el poder, como líderes de un país ambidiestro pero cuyas dos manos parecen
obedecer con sutiles matices a una misma cabeza.
Siendo irónicos, podríamos decir que tanto PSOE antes como
PP ahora, nos han bajado los pantalones, luego los calzoncillos, luego nos han
untado vaselina y por último han tirado el jabón al suelo y amablemente nos
piden ahora que lo recojamos. En ese momento parece que alguien se ha dado
cuenta de algo sospechoso, ha mirado hacia atrás y ha preguntado: “¿No irás a…?” a lo que ellos contestan: “Es por tu bien, no nos queda otra. Debes
hacer un ejercicio de responsabilidad. Además, en cuanto lo pruebes durante un
año, verás como deja de resultarte doloroso. Acabarás agradeciéndomelo, ya lo
verás”.
Lo peor es que nadie parece haberse dado cuenta de nada
hasta que un día se fue la luz y el televisor se apagó durante unos minutos.
No os preocupéis, lo importante es que pronto habrá otro Barça-Madrid
para calmar las penas. El Depor subirá a primera junto con el Celta. Alguien
ganará esta edición de Gran Hermano y El Número Uno grabará un disco. Y en alguna
cadena seguirán combinándose gritos y lloros para que podamos criticar desde
nuestro sofá, del que aún nos quedan tres letras por pagar, las miserias ajenas mientras
lamemos las propias.
¡Ah! Y no olvidéis jugar a la primitiva y comprar loterías
diversas. Quién sabe, quizá algún día el dedo os señale a vosotros.
Sabéis lo que es realmente sublime, que aún por encima, la
vaselina la estamos pagando nosotros.
¿Y aún preguntáis si lo han hecho bien?
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