La poesía en la ley de leyes.
Supongo que para la mayoría de vosotros las leyes son textos
sosos, aburridos y muchas veces incomprensibles que los legisladores redactan
con la terminología necesaria para que sólo unos privilegiados puedan
comprenderlos.
Hoy me he propuesto demostraros que no es así y para ello,
os transcribiré parte del Título VII de La Constitución Española de 1978 que
lleva el poético nombre de: “Economía y Hacienda”.
Dice así:
1. Toda la riqueza del país en
sus distintas formas y sea cual fuere su titularidad está subordinada al
interés general.
2. Se reconoce la iniciativa
pública en la actividad económica. Mediante Ley se podrá reservar al sector
público recursos o servicios esenciales, especialmente en caso de monopolio y
asimismo acordar la intervención de empresas cuando así lo exigiere el interés
general.
1. La Ley establecerá las formas de
participación de los interesados en la Seguridad Social y en la actividad de
los organismos públicos cuya función afecte directamente a la calidad de la
vida o al bienestar general.
2. Los poderes públicos
promoverán eficazmente las diversas formas de participación en la empresa y
fomentarán, mediante una legislación adecuada, las sociedades cooperativas.
También establecerán los medios que faciliten el acceso de los trabajadores a
la propiedad de los medios de producción.
1. Los poderes públicos
atenderán a la modernización y desarrollo de todos los sectores económicos y,
en particular, de la agricultura, de la ganadería, de la pesca y de la
artesanía, a fin de equiparar el nivel de vida de todos los españoles.
2. Con el mismo fin, se
dispensará un tratamiento especial a las zonas de montaña.
1. El Estado, mediante Ley,
podrá planificar la actividad económica general para atender a las necesidades
colectivas, equilibrar y armonizar el desarrollo regional y sectorial y estimular
el crecimiento de la renta y de la riqueza y su más justa distribución.
2. El Gobierno elaborará los
proyectos de planificación, de acuerdo con las previsiones que le sean
suministradas por las Comunidades Autónomas y el asesoramiento y colaboración
de los sindicatos y otras organizaciones profesionales, empresariales y
económicas. A tal fin se constituirá un Consejo, cuya composición y funciones
se desarrollarán por Ley.
Espero con estos cuatro artículos, haber suscitado en
vosotros inquietud suficiente para llevaros a las bibliotecas a dar un repaso a
este libro de libros que tantas maravillas encierra.
Sobre todo, os lo recomiendo a todos aquellos que pensáis, en
la línea oficial, que esta crisis la tenemos que pagar entre todos porque no
queda más remedio y parece que habéis olvidado los principios que inspiraron nuestra
diletante “democracia”.
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