viernes, 24 de febrero de 2012

Violencia

Supongo que el estado natural de las cosas es el equilibrio, de modo que, si estamos indignados, es porque no tenemos la opción de no estarlo, puesto que la indignación en sí, no es el estado deseable de todas las cosas. 

En este momento en que las palabras deben medirse milimétricamente para no dar asideros a los fanáticos de uno y otro lado, he recurrido al diccionario para buscar un término que, si no está bastante de moda, estoy seguro de que en breve lo estará y considero que no con la debida acepción: “violencia”

La RAE la define como:  “Acción violenta o contra el natural modo de proceder.” 

De modo que ciñéndonos a su significado oficial, violencia es la agresión física que se ejerza contra un representante del pueblo. Violencia es la destrucción del mobiliario urbano sea cual sea la razón que la provoque. Violencia es obtener una baja médica sin motivo, haciendo que tus compañeros tengan que hacer el doble de trabajo del habitual porque a ti se te ha metido en la cabeza que la empresa bien puede soportarlo. Violencia es aprobar una reducción de plantilla en tu empresa y acto seguido subirte el sueldo a una cantidad anual que ninguno de los expulsados ganaría en toda su vida laboral. Violencia es aprobar medidas que restringen los derechos de los demás a sabiendas de que a ti no te afectarán. Violencia es acudir a la reunión en la que anunciarás a tus trabajadores el cierre de la empresa en un coche de lujo recién estrenado. Violencia es lo que ejerce el funcionario que llega una hora tarde a su trabajo y se va media hora antes porque ya es costumbre. Violencia es la del responsable de ello que a sabiendas lo permite. Violencia es considerar a todos los funcionarios unos vagos midiendo por la minoría a la mayoría. Violencia es saber que cada vez habrá menos puestos de trabajo y no ofrecer una alternativa justa a los que sabes que ya no encontrarán empleo.

Violencia en definitiva, es querer más cuando ya lo tienes todo.
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Publicado en XLSemanal, Nº 1238 


jueves, 23 de febrero de 2012

Tarifa de responsabilidades.


José Luis, conduce desde hace más de treinta años el autobús de un colegio. Sobre su espalda carga todos los días durante unas horas la responsabilidad de más de cincuenta vidas. Salario neto aproximado: 18.200 euros anuales.

Luisa, dirige el departamento de cardiología de un importante hospital. Descubrió pronto las desventajas de no ser dios pero, sus conocimientos y su buen hacer han salvado cientos de vidas. Salario neto aproximado: 38.000 euros anuales.

José María preside una institución bancaria, su gestión ha dejado a centenares de personas sin vivienda, ha hecho que miles de empresas tengan que cerrar y dejará próximamente sin trabajo a más de setecientas personas.  Hoy está preocupado, se ha enterado de que el gobierno ha limitado su salario a 600.000 euros anuales por lo que ha reunido al personal de servicio y les ha anunciado que habrá recortes.

En la radio han dicho que José María tiene grandes responsabilidades incluso penales derivadas de su cargo y que eso justifica esas cifras.

José Luis y Luisa están contentos, si ese es el motivo, saben que pronto su salario anual será de seis cifras.
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Publicado en XLSemanal, Nº 1270

miércoles, 22 de febrero de 2012

¿Y si no existieran?


Cultivamos y cocinamos lo que ellos comen. Limpiamos lo que ensucian. Confeccionamos, lavamos y planchamos sus ropas. Construimos sus lujosas mansiones, los sillones sobre los que descansan y sus ostentosos vehículos. Preparamos el café que se toman a media mañana. Redactamos las noticias que leen. Programamos sus ordenadores para que hagan lo que ellos quieren. Nos ocupamos de su entretenimiento e incluso calentamos sus camas y guardamos en secreto sus vergüenzas.

A cambio, nos dejan comer sus sobras  e incluso quizá un día nos dieron las gracias.

Si las cosas van bien, ellos ganan y nosotros seguimos igual. Si las cosas van mal, nosotros perdemos y ellos siguen igual.

¿Cuántas lágrimas nuestras cuesta uno de sus adornos de oro?

¿Quién es entonces el prescindible y quién el necesario? ¿Sobre qué eje gira realmente el mundo?

¿Por qué seguís pensando que son necesarios?

lunes, 20 de febrero de 2012

Jaque al peón

Visto desde este tablero de ajedrez en el que me ha tocado el dudoso honor de ser peón, el mundo parece haberse vuelto loco. La estupidez se ha elevado a la categoría de virtud, el entretenimiento cotiza al alza mientras que el conocimiento se marchita, mal regado por eventuales subvenciones. Los planetas giran en torno al dinero y el beneficio económico ciega voluntades y es la única razón de ser de todas las cosas. Ya no hay blancas y negras y por eso, tu compañero de fila puede ahora ser tu enemigo. En vez de luchar, competimos, y la mitad de nosotros tira del carro mientras la otra mitad se deja arrastrar poniendo el freno de mano.

Escribo desde la cola del INEM, esa caja donde los peones ya sacrificados nos amontonamos a empujones pidiendo perdón por haber nacido y esperando impacientes que comience una nueva partida, intentando mientras tanto renovar nuestra extinta fe en estas normas de juego que siempre acaban con los mismos en el mismo sitio.

A algunos, sólo nos mantiene en pie la esperanza de que algún sabio jugador, con ojos bien abiertos, sacuda un día el tablero para transformarnos a todos en peones y cambie las normas del juego para que podamos movernos todos en el mismo sentido. Porque ni juego, ni piezas ni tiempo son infinitos y este último se nos agota acelerado por los vapores de tantos currículos rechazados.

Ni buenos, ni malos, ni vencedores, ni vencidos, simplemente el juego se ha agotado y es hora de crear uno nuevo. No será mi oportunidad ni la tuya, será la de todos o la de nadie. No me matéis esa ilusión, es lo único que de niño me queda.