viernes, 1 de junio de 2012

Opinar.

Hola a todos.

Siempre he pensado que escuchar es una excelente forma de aprendizaje, ya que las distintas opiniones sobre un tema, incluso las más descabelladas, nos enriquecen y ayudan a que cada uno nos formemos la nuestra.

Por eso he decidido que mi primera aportación a este blog, sea para agradecer vuestras opiniones, porque esto se parece mucho a una confesión pública, y es realmente difícil la tarea de exponerse abiertamente ante los demás.

No se si esto sirve para algo pero, lo que de todas a todas no sirve para nada, es la omisión y, la verdad, nos ha tocado vivir en una época en la que hay muchos temas sobre los que opinar: opinemos, que por ahora, se puede hacer de forma libre y gratuita.

Difícil tarea Formar o tener opinión.
Difícil tarea Expresarla de palabra o por escrito.
Difícil tarea Discurrir sobre las razones, probabilidades o conjeturas.

Gracias.



opinar.

(Del lat. opināri).
1. intr. Formar o tener opinión.
2. intr. Expresarla de palabra o por escrito. U. t. c. tr.
3. intr. Discurrir sobre las razones, probabilidades o conjeturas referentes a la verdad o certeza de algo.


Fuente: R.A.E.

miércoles, 30 de mayo de 2012


Es mejor perder que sentirse victorioso.

Soy uno de los perdedores, uno de los derrotados por vuestra estrategia. En realidad, lo más curioso del asunto es que es probable que ni siquiera haya habido una estrategia premeditada, es probable que simplemente hayáis ido devorando todo lo que se ponía en  vuestro camino, siguiendo vuestro instinto depredador hasta que ya no quedaba nada por devorar. Si alguien oponía resistencia o bien lo comprabais o bien lo destruíais o ambas cosas a la vez porque, comprar para destruir también es algo válido en vuestra tabla de tácticas de trabajo. Y aún hay quien dice que los mercados se comportan racionalmente. Aunque jamás lo reconoceríais públicamente, sabéis que esa afirmación es falsa.

Lo mejor es que, intencionadamente o no, habéis creado una sociedad en dipsomanía permanente que ve, juzga, critica pero enseguida olvida todo tras la resaca de una buena alegría futbolística o de una buena bronca televisada. 

El Deportivo de La Coruña vuelve a la primera división de fútbol.
Os felicito.

Pero, aunque pudiera parecer que ya lo tenéis todo, y nosotros seamos incapaces de entender para qué queréis tanto, no estáis aún satisfechos. De vuestras saqueadas naves queréis extraer aún el último cofre del tesoro antes de saltar al bote salvavidas y abandonar a la tripulación  a su suerte, aunque se hunda con el barco.

Durante años permanecisteis en la sombra, moviendo los hilos de vuestras marionetas sin que apenas se intuyese vuestra presencia. Hoy dais la cara con arrogancia, con chulería: “Sí, aquí estoy, me lo llevo todo y nadie me va a decir nada y además el daño que dejo lo vais a pagar tú, tus hijos y probablemente tus nietos con vuestro trabajo. Yo he dictado las leyes que escribieron otros, esas leyes que me protegen de ti para que no puedas tocarme. Yo he alterado el sistema para que la balanza caiga siempre de mi lado. Hasta ese Dios en el que finjo creer, está conmigo. ¿Y qué?”

Sois crueles, no sentís la más mínima empatía hacia las personas que habéis arruinado. Hacia aquellos que se ganaban la vida sirviéndoos. Hacéis y deshacéis a vuestro antojo sin preocuparos por los afectados por vuestras decisiones. Ante la victoria todo os vale y como yonquis del éxito, vais encadenando sin mesura una tras otra para apaciguar los temblores de vuestro ego.

Y cuando ya no quede nadie a quien arrebatarle nada, no os quedará más remedio que aniquilaros los unos a los otros hasta que sólo quede uno. ¿Y luego qué?

miércoles, 23 de mayo de 2012

Hagamos, exijamos, firmemos, protestemos…

De un tiempo a esta parte, y con más frecuencia de la deseable, recibo multitud de correos en los que alguien anónimo, me descubre un flagrante caso de corrupción de algún ilustre personaje de las finanzas del país, o bien me cuenta las tropelías de algún político corrupto o de varios a la vez.

El tono de los correos refleja una lógica indignación que llega a veces incluso al insulto y la humillación del personaje en cuestión mediante fotografías trucadas.

El colofón suele llevar siempre alguna de las siguientes frases: hagamos fuerza entre todos…, exijamos con firmeza…, firmemos todos contra…, protestemos enérgicamente…, no callemos ante… Sin embargo en ninguno he visto que se indique un lugar en el que firmar, alguna iniciativa concreta para reivindicar nada o ninguna medida de presión en contra. Todos sin excepción se limitan a pedirnos que hagamos pero sin hacer. Parecen pretender que la iniciativa parta de otros, como si se tratara de semillas que el agricultor lanza a ciegas con la esperanza de que alguna caiga en tierra fértil.

En este país de pícaros, en el que sólo el 16,4% de los trabajadores están afiliados a algún sindicato y en el que sin embargo todos se benefician de los logros sindicales, parece que la indignación ha adoptado en algunos la fórmula del “ve tú delante a ver qué pasa”.

Por eso os pido que no me escribáis más los que el día 12 os habéis quedado en casa, los que miráis las protestas desde el balcón, los que nunca os pronunciáis por si acaso, los que decís: “no sirve de nada”. Nadie os obliga a luchar pero, al menos, mirad esta batalla en silencio y disfrutad callados de los beneficios de sus éxitos que ya nosotros asumiremos las derrotas.


miércoles, 16 de mayo de 2012


16-M


¡Hora de levantarse!
Las causas que lo motivaron, no sólo no han desaparecido sino que, a la vista está que han empeorado y siguen haciéndolo pero, la pregunta que me hago es si hoy, 16-M, podríamos decir que el 15-M ha pasado ya.

Nació como una manifestación espontanea del hartazgo que sentían los españoles de la sordera de los que se decían sus representantes, de esa sensación de impotencia que supone sentirse arrastrado por una “clase política” a la que le trae sin cuidado lo que pienses. Hartazgo de ese “por ti, para ti, pero sin ti”, de ver cómo íbamos directos al precipicio, empujados por un sistema financiero que hasta la fecha parecía oculto pero que, al asomar entre bambalinas, nos despertó de repente de nuestros sueños de democracia al mostrarnos quien era realmente el amo aquí.

Ese hartazgo, unió a trabajadores y jubilados, profesores y estudiantes, pequeños empresarios, autónomos y desempleados, licenciados y gente sin estudios, todos ellos unidos por la honorable sensación  de que era necesario hacer algo, aunque no supieran concretamente el qué. Pero, a un año vista, ¿cuál ha sido el balance?

Lo primero que resulta extraño es no poder decir si uno se siente uno más del 15-M o no. La falta de una estructura organizada ha hecho que cualquiera pueda erigirse en portavoz del movimiento y cualquiera pueda ser automáticamente desautorizado, sin que se sepa si el representante y el que desautoriza pueden a su vez ser considerados o no legítimos. Recordemos que incluso alguien, con dudosas intenciones, se ha presentado a las elecciones generales bajo esas siglas.

Sí, se han conseguido elaborar propuestas concretas y, en casos puntuales la dación en pago previa negociación pero, la realidad es que esas propuestas estaban muchas de ellas ya en el programa político de algún partido y la sensación generalizada es que el movimiento se ha paralizado víctima de su propio miedo a convertirse en lo mismo que critica.

Parece que el siguiente paso natural sería elaborar un programa político alternativo y aprovechar toda la cobertura mediática que se ha tenido para darlo a conocer y proponerlo en unas elecciones generales pero, este paso está por dar y no parece que se contemple.

Actos violentos aparte, vaya por delante mi cariño, respeto y admiración por el trabajo que se ha hecho. No seré yo quien lo critique sino todo lo contrario, he de agradecer que, al menos por unos meses, nos hayan devuelto a muchos la esperanza en los seres humanos. Por todo ello, gracias pero yo y creo que muchos más, anhelamos ese siguiente paso cuanto antes.