miércoles, 23 de mayo de 2012

Hagamos, exijamos, firmemos, protestemos…

De un tiempo a esta parte, y con más frecuencia de la deseable, recibo multitud de correos en los que alguien anónimo, me descubre un flagrante caso de corrupción de algún ilustre personaje de las finanzas del país, o bien me cuenta las tropelías de algún político corrupto o de varios a la vez.

El tono de los correos refleja una lógica indignación que llega a veces incluso al insulto y la humillación del personaje en cuestión mediante fotografías trucadas.

El colofón suele llevar siempre alguna de las siguientes frases: hagamos fuerza entre todos…, exijamos con firmeza…, firmemos todos contra…, protestemos enérgicamente…, no callemos ante… Sin embargo en ninguno he visto que se indique un lugar en el que firmar, alguna iniciativa concreta para reivindicar nada o ninguna medida de presión en contra. Todos sin excepción se limitan a pedirnos que hagamos pero sin hacer. Parecen pretender que la iniciativa parta de otros, como si se tratara de semillas que el agricultor lanza a ciegas con la esperanza de que alguna caiga en tierra fértil.

En este país de pícaros, en el que sólo el 16,4% de los trabajadores están afiliados a algún sindicato y en el que sin embargo todos se benefician de los logros sindicales, parece que la indignación ha adoptado en algunos la fórmula del “ve tú delante a ver qué pasa”.

Por eso os pido que no me escribáis más los que el día 12 os habéis quedado en casa, los que miráis las protestas desde el balcón, los que nunca os pronunciáis por si acaso, los que decís: “no sirve de nada”. Nadie os obliga a luchar pero, al menos, mirad esta batalla en silencio y disfrutad callados de los beneficios de sus éxitos que ya nosotros asumiremos las derrotas.


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