Yo también estoy triste, preocupado, avergonzado. En esta
malvada y absurda batalla entre un gobierno que desprecia la opinión de sus
ciudadanos y otro que desprecia la ley, existe una palabra para todo, incluso
para definir a gente como yo. Nos llaman los “equidistantes”.
Quizá sea el resultado de tantas reformas educativas que no
cuajan, pero tengo la impresión de que hemos “desaprendido” como conjugar
algunos verbos: yo tengo razón, tú te equivocas, él miente. Yo amo, tú odias,
él desprecia. Yo sé, tú desconoces, él cree. Esto es lo que se oye en las
calles y como en todas las grandes batallas, mientras tanto, los generales se
sientan cómodamente en la retaguardia mientras el pueblo sangra y las palabras
siguen chocando en el aire, esparciendo semillas de odio que tardarán muchos
años o muchos razonamientos sanos en desaparecer. Choca democracia con estado
de derecho, derechos con libertades, y chocan porras contra cabezas.
Y otra vez hermanos enfrentados, familias rotas, amigos
perdidos. Y de nuevo A o B, blanco o negro, conmigo o contra mí.
¿Qué hemos aprendido? ¿De qué nos han servido miles de años
de historia si no conseguimos que deje de repetirse?
Y ahora tengo miedo, porque como dicen las reglas de todas
las lenguas del mundo, las frases que empiezan por odio, terminan por muerte.
Publicado en XL Semanal Nº 1565 El bloc del cartero
Publicado en XL Semanal Nº 1565 El bloc del cartero
No hay comentarios :
Publicar un comentario