lunes, 9 de julio de 2012

¿Venganza o codicia?

Una vez más, los que hacen, pasan a segundo plano y dejan el protagonismo a los que no han hecho nada.

El pasado 4 de julio, se encontró por fin el desaparecido Códice Calixtino, robado hace casi un año del interior de la Catedral de Santiago de Compostela.

Una vez resuelto el robo, lo que llama más mi atención es el viaje realizado por el incunable hasta llegar nuevamente a su librero.

Veamos. El presunto autor, Manuel Fernández Castiñeiraslo sustrae del interior de la catedral y lo transporta oculto bajo un abrigo (estamos en el mes de julio) hasta el maletero de su coche, un viejo Citroën Xantia. Allí lo esconde unas horas y luego lo traslada a un garaje de la localidad de Milladoiro, a unos 6 Km de donde fue descuidado. Al parecer el libro permaneció allí rodeado de otros faxímiles y de bolsas con otros objetos robados y grandes cantidades de dinero hasta que el pasado miércoles, los agentes (anónimos) que llevaban a cabo la investigación, lo encuentran.

Estos mismos agentes, acompañados del juez del caso, D. José Antonio Vázquez Taín, lo llevan ese mismo día ante el arzobispo D. Julián Barrio quien lo identifica al comprobar que tiene unas marcas que él mismo le había puesto. Hecho el reconocimiento, el manuscrito vuelve a las dependencias policiales para ser peritado y descansa luego en una caja fuerte del mismo edificio.
Humilde entrega

El viernes 7 de julio, sale de su caja fuerte para viajar hasta el Palacio de Xelmírez en el que, en una ceremonia a la que asiste el Presidente del Gobierno de España, Don Mariano Rajoy Brey y el Presidente del Gobierno de Galicia, Don Alberto Núñez Feijoo, el primero recibe el Códice Calixtino de manos de Don Ramón Izquierdo, director del museo de la catedral de Santiago de Compostela y se lo entrega al arzobispo compostelano D. Julián Barrio, quién seguramente lo pondría en manos del deán Don José María Díaz quien lo guardará hasta que se decida cuál será su destino.

Solemne entrega
Bien.

De todo lo anterior se deducen varias cosas:
  • En este extraño caso, el trabajo del juez y los agentes que durante un año estuvieron siguiendo al presunto ladrón, no parece tan importante como el de los Presidentes que lo devolvieron a su lugar de origen, dada la difusión mediática del evento y, por qué no decirlo, las diferencias salariales.
  • Sólo Don Ramón Izquierdo sabe que la grasilla y el sudor de los dedos de sus manos, pueden dañar severamente una obra tan valiosa, puesto que fue el único que utilizó guantes para manipular el libro.
  • A Manuel le perdió su codicia porque, de no haber robado el Códice, nadie habría echado en falta ni las piezas que había robado previamente, ni el más de un millón de euros, ni la bolsa llena de dólares.
  • No está muy claro si el dinero fue robado de los cepillos de la Catedral o es el resultado de alguna venta de material. Quizá para la Iglesia, sea más interesante lo primero que lo segundo, y algo me dice que al final la sagrada institución saldrá más que beneficiada de toda esta historia.
  • Todo ese dinero podría haber sido blanqueado si el señor Castiñeiras se hubiese acogido a la ley de amnistía fiscal que recientemente aprobó el parlamento del PP.
  • Por último, se demuestra una vez más que en España nadie va a la cárcel por ladrón, sino, y perdóneme Don Manuel, por tonto.

2 comentarios :

  1. Un acto religioso y limpiar la conciencia, antes de subir el IVA :)

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  2. Sí, es cierto. Suben los impuestos al consumo para activar la economía consumiendo menos y conceden una amnistía fiscal para luchar contra el fraude.
    Definitivamente, podemos estar tranquilos amigos...
    ¡Estamos en buenas manos!
    "Ayer estábamos al borde del abismo pero hoy, hemos dado un gran paso adelante..."

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